Fundada en 1832 en Saint-Imier en Suiza, la Compagnie des Montres Longines Francillon S.A. es la marca comercial más antigua aún en uso en su forma original registrada en la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual.

En el año de fundación de 1832, Longines producía relojes bajo el sistema 'établissage', mediante el cual los relojeros trabajaban en casa y suministraban sus productos a las oficinas comerciales, que estaban dirigidas por los fundadores, Auguste Agassiz y Ernest Francillon.

Longines desarrolló su primer cronógrafo en 1878. Rápidamente fue adoptado por los entusiastas de los caballos. En 1912, Longines ayudó a dar forma a la historia del mundo del deporte al introducir el primer mecanismo de cronometraje activado automáticamente por un cable eléctrico.

Hoy en día, muchos relojes de alta calidad se producen en masa. Los relojes antiguos a menudo se fabricaban en series muy pequeñas con mano de obra especializada en lugar de robots.

En épocas anteriores, los relojes estaban diseñados para durar para siempre, incluidos los componentes. No existe tal cosa como la obsolescencia. Eso es lo que consideramos calidad en Zurichberg.

Hoy en día, muy pocos fabricantes de relojes pueden permitirse el lujo de lanzar productos polarizadores y, por lo tanto, producir relojes que sean estéticamente agradables para todos.

Los relojes antiguos son en general más baratos que los relojes nuevos. Esto se debe a que los relojes nuevos cumplen un propósito financiero esencial para los productores, mientras que los relojes antiguos se "deprecian" financieramente, por así decirlo.

Creemos que para avanzar hacia un futuro más sostenible, es absolutamente necesario y lógico desarrollar un sentido de la calidad del pasado y reutilizar los productos en lugar de producir otros nuevos.